-¿Enserio qué? Sé que problablemente esté cometiendo un error, pero jamás me perdonaría no haber comprobado que lo es.
-Lucía... yo...
-Chsssst! no digas nada. No me gustan las despedidas. Eres la persona más especial que he conocido en mi vida, y jamás (y tu sabes que yo nunca digo jamás) te voy a olvidar.Lucas, nunca olvidaré tus ojos meláncolicos, tus labios inseguros y esa... sonrisa tuya capaz de romper el corazón a cualquier chica.
-A todas las chicas, no.
-¿Que quieres decir?
-Que yo no soy el que está ciego aquí. Estás ciega Lucía. Enserio, nunca te has dado cuenta de que eres lo más importante de mi vida, de que te amo, y que me muero de ganas de decirte que me encantaría irme contigo a dónde sea y como séa. Que nunca encontraré a alguién tan testadura y cabezona como tú, con la cabeza llena de sueños y de ganas de vivir. Tus ojos son mis ojos y mi corazón es tuyo. Sabes que no puedo irme contigo pero tampoco te puedo pedir que te quedes. Vete y haz realidad tus sueños, siempre te esperaré.
Y Lucía le dió un beso, de esos de películas, seguido de una mirada de... "ya te echo de menos".
Le cayó una lagrima, pero procuro esconderla, ella era una chica fuerte, se repetía.
Estubo a punto de soltarle una ñoñería, pero no, ella era una chica madura y fuerte.
-Te llamaré... le apreto la mano y se fué corriendo, dejando caer unas cuántas lágrimas contenidas.
Pero esta vez no pudo callarse,
-¡¡¡TE QUIERO!!!
Cuándo Lucía fué consciente de lo que acababa de hacer ya era demasiado tarde, ya había montado una escenita cursi delante de un montón de ojos que ahora le miraban. Pero ya le daba igual, estaba enamorada... y cuándo uno esta así solo sabe hacer tonterías, se repetía.
Lucas sonrió, reconocío su voz enseguida, intentando no pensar en que realmente, todo a partir de ahora, iva a ser duro sin ella.
María.

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